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jueves, 13 de febrero de 2014

Las Cinco Solas de la Reforma

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Con esta entrada iniciamos una serie de artículos acerca de las cinco “Solas” que resumieron la teología propulsada por el movimiento de la Reforma. Lo que comenzó con una simple protesta de parte de Martín Lutero, en contra de una serie de prácticas religiosas de parte de la iglesia de Roma, culminó siendo un movimiento transformador de la Iglesia y de toda la sociedad, que se expandió por los próximos 200 años hasta cruzar el océano y llegar a Norteamérica. Lutero clavó sus 95 tesis en la puerta de la catedral de Wittenberg el 31 de Octubre de 1517. La queja principal de estas tesis era la venta de indulgencias, con las cuales se pagó una buena parte de la construcción de la Basílica de San Pedro. Sin embargo, esto inició todo un movimiento que culminó revisando no solo la venta de las indulgencias, sino también toda la teología que la iglesia de Roma practicaba y enseñaba.

Por años, los teólogos de la Reforma cuestionaron y cambiaron el entendimiento de la salvación del hombre que la iglesia católica abrazaba y toda la teología relacionada al plan de redención. Con el paso del tiempo, se hizo necesario resumir todo ese nuevo entendimiento teológico con tal de que otros pudieran visualizarlo de una manera sencilla, pero no simplista. Esto dio origen a estas cinco famosas frases:

  • SOLA SCRIPTURA: La Palabra de Dios es la máxima autoridad en materia de fe y práctica. Por tanto, nada que contradiga la revelación de Dios puede regular la vida del creyente, (Gálatas 1:6-10 ; 2 Timoteo 3:16 ; 2 Pedro 1:3 ).
  • SOLUS CHRISTUS: La salvación se encuentra solo en Cristo, excluyendo así todo otro camino para llegar a Dios (Hechos 4:12 ).
  • SOLA GRATIA: La salvación es un don de Dios. Por tanto, es algo que el pecador recibe de forma inmerecida basada en los méritos de Cristo alcanzados durante su vida, muerte y resurrección (Efesios 2:8 ).
  • SOLA FIDE: La salvación solo puede ser recibida cuando ponemos nuestra fe en Aquel que murió por nosotros, excluyendo la posibilidad de que nuestras obras puedan contribuir (Efesios 2:8-9 , Romanos 3:28 ).
  • SOLI DEO GLORIA: El propósito de la salvación que recibimos es glorificar a Dios; poner de manifiesto las excelencias o virtudes de su carácter (Efesios 1:4-6 ; 1 Pedro 2:9 ).

Estas frases representan el corazón de la teología reformada, y resumen verdades no negociables del evangelio. La fortaleza de una iglesia depende de las verdades que la sustentan, y de ahí que toda iglesia bíblica necesite no solo abrazar estos principios, sino también proclamarlos de una manera que garantice que estos sean pasados a la próxima generación. Lamentablemente, muchas iglesias han asumido estos principios y han dejado de proclamarlos con claridad y frecuencia. Con el tiempo, todo lo que es asumido va siendo olvidado poco a poco. Nuevas generaciones en los últimos 200 años desconocen parcial o completamente toda la historia detrás de esta teología, y poco a poco fueron desarrollando una teología liberal (a final del siglo XIX), o un pragmatismo ignorante de la centralidad de la gloria de Dios en el plan de redención (segunda mitad del siglo XX).

Algunos podrían preguntarse por qué hablar de este tema en esta ocasión… y creo que es una buena pregunta. No sé cuantos se han percatado de que hay un resurgimiento de las doctrinas de la gracia en nuestros días, aun dentro de iglesias que vienen de un trasfondo pentecostal. Por tanto, hablar de estos temas contribuye a fortalecer y a promover este nuevo mover en Latinoamérica.

Ciertamente, la iglesia primitiva no usó esta terminología para hablar de sus creencias; pero cada una de estas frases está arraigada en la revelación del Nuevo Testamento, que daba continuidad al pacto anterior. A lo largo de la historia, la Iglesia ha elaborado credos, declaraciones de fe y frases como las que aquí definimos, no como una forma de traer nueva revelación, sino buscando maneras de afirmar lo ya conocido, para evitar que las verdades fundamentales de nuestra fe sean olvidadas en el tiempo, o tratando de llamar a la Iglesia a sus raíces. 

Oramos para que el mismo Dios que levantó a un Martín Lutero o a un Juan Calvino vuelva a hacer lo mismo en nuestros días, y que la transformación de la iglesia y de la sociedad vista en Europa y Estados Unidos en los años de 1500 - 1700 pueda ser vista en nuestra región. En la próxima entrada comenzaremos a revisar la primera de las Cinco Solas de la Reforma: Sola Scriptura.


Referencia : Pastor Nuñez - Ministerio Integridad y Sabiduria.

lunes, 25 de noviembre de 2013

Cash Luna: ¿en honor a qué espíritu?

Cash Luna: ¿en honor a qué espíritu?

Edgar R. Aponte
Reseña del libro: “En Honor Al Espíritu Santo”, Cash Luna (Miami, Florida: Editorial Vida, 2010). 191 páginas.
La doctrina de la Persona del Espíritu Santo es una de las doctrinas bíblicas menos atendidas en algunas iglesias evangélicas, y es al mismo tiempo una de las más abusadas. Teólogos importantes como Juan Calvino, John Owen y Abraham Kuyper escribieron bastante sobre el rol del Espíritu Santo en la creación, en la salvación, y en la vida de la iglesia. Al mismo tiempo, el Espíritu ha sido uno de los temas favoritos de liberales (aquellos que hacen lo que le place con la Biblia), los místicos, y diferentes sectas.
En América Latina encontramos ejemplos de cada uno de estos grupos, y algunos libros se han escrito para beneficio de la Iglesia, mientras otros contribuyen a su detrimento. En las próximas líneas compartiremos una reseña del libro titulado “En Honor Al Espíritu Santo”, escrito por Cash Luna. El texto está compuesto por doce capítulos y un “capítulo de cierre”, donde el autor narra su testimonio sobre el rol del “Espíritu Santo” en su vida y ministerio. El autor discute temas como la oración, la obediencia, la importancia del cuerpo humano, etc.slide-1-728
Luna nos dice que este libro contiene “lecciones de vida únicas que no encontrarás en otras publicaciones sobre el tema (el Espíritu Santo)”, afirmando que “esta combinación de enseñanzas y el relato de mis vivencias personales edificarán tu existencia, te motivarán a buscar su presencia y anhelarle más” (10). El libro no pretende presentarnos una teología del Espíritu Santo, pero la realidad es que es imposible escribir sobre Dios sin hacer teología. Y es por eso que Luna usa términos teológicos como Trinidad (40-41), omnipresencia (71), y hace referencias al idioma griego (135).
No es el propósito de esta reseña el discutir cada uno de los temas y subtemas que tiene el libro, por lo que nos limitaremos a evaluar los pilares teológicos sobre los cuales está desarrollado. Es por eso que no evaluaremos ningún aspecto anecdótico, como cuando Luna hizo crecer la pierna de una persona, o episodios estilo Loki, hermano de Thor, donde Luna narra caminar por un aeropuerto ver las personas caer ante su presencia (69-70); o el episodio estilo Justin Bieber cuando Luna en un estadio miró hacia un balcón y las personas se desmayaron (82), o cuando él vio al “Espíritu” acercándose y tocar varias personas (38). Tampoco discutiremos la hermenéutica moralista que permea el libro, o las simples equivocaciones, por ejemplo, cuando confunde a Pablo con Mateo (59).

Una versión errada y diminuta de Dios

La Biblia nos enseña que el Dios trino y verdadero es un ser majestuoso, perfecto, eterno, autosuficiente y autoexistente (Dt. 32:40; Sal. 102:26-27, 90:2; Hch. 17:25; Jn1:1Heb. 1:10-12; Ap. 10:6). Como el apóstol Pablo les dijo a los atenienses: “El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas, ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas” (Hch. 17:24-25). El Dios de la Biblia es el Soberano, Rey de reyes y Señor de señores; el inmortal y único Dios (1 Ti. 6:15-16).
Tristemente, ese Dios no es el “Dios” de este libro. La deidad de este libro es inferior. Es una deidad que le pide a Cash Luna que le diga a su congregación que “me acepten como soy, no como pretenden que sea, porque no puedo negar quien soy” (38). Y es por eso que Luna le dice a su lector: “debemos aceptarlo a él tal y como es”, y añade que el “Espíritu Santo no debería evitar el momento de manifestarse por temor a impresionarte” (39). La visión diminuta de Dios, y visión mayúscula del hombre, es también clara cuando le dice a su lector: “sé sincero contigo mismo y sensato en tus actos. Dios nunca te ha hecho nada malo para que te apartes de él” (44). Es una imagen de Dios de hermano mayor que no ofende a nadie. Esto es evidente cuando Luna narra una historia en que fue ofendido por algunas personas, y ” [Dios] estaba muy enfadado por eso”. Luna dice que “tenía certeza de que [Dios] actuaría a mi favor si se lo pedía…” y “aunque sabía que podía pedir justicia o simplemente dejar que él (Dios) la hiciera, creí que no era lo mejor para mí” (159).
Esto es aún más claro y preocupante cuando habla de la persona de Jesucristo, a quien reduce a un simple hombre ungido por el Espíritu. En un supuesto diálogo con Dios, Luna le decía que para él hubiese sido más fácil creer en los milagros si hubiese vivido en el tiempo de Cristo, a lo que supuestamente Dios responde: “Carlos, si hubieras vivido en esos tiempos te hubieras perdido, porque tienes muy buenos modales para seguir a un hombre que escupe a otros” (59). También es visible en sus analogías, donde compara su ministerio al de Jesús (ej.: 70), o donde dice que Jesús “hablaba bien de sí mismo porque creía en su identidad delante de Dios”. Los ejemplos que pone son cuando Jesús dijo: “Yo soy el pan de vida” o “Yo soy la vid verdadera”. Esta ilustración la usa para preguntarle a su lector: ¿Sabes quién eres?

El objeto de la fe

Las personas comúnmente dicen tener fe. La realidad es que todos tenemos fe en algo. Aun el ateo tiene fe. El ateo pone su fe en el supuesto de que no hay Dios. El cristiano no es salvo solo por tener fe, sino por el objeto de su fe. Somos justificados por nuestra fe en la vida y obra de Jesucristo. Es la fe en Cristo que nos salva. Tristemente, muchos predicadores han querido confundir eso. Tal es el caso del predicador del “evangelio de la prosperidad” Kenneth Copeland, que escribió un libro titulado “de fe a fe”. Luna no lo dice de esa forma, él simplemente habla de fe obviando el objeto de la fe. Por ejemplo, el momento de la “unción” vino a su vida cuando él tuvo fe en Dios y compró un buen par de zapatos (15-16). Narra además cómo en una ocasión fue impactado al ver a un niño con hidrocefalia de tal manera “que se me fue la fe”, dice, y por eso no pudo sanarlo. Esa situación le enseñó a manejar sus sentimientos “para evitar la fe a favor de los necesitados y alcanzar el milagro que están buscando” (161). La fe que él recomienda “administrar” es como si fuera un poder mágico en un frasco que se va y viene.

Una confusión de revelación con iluminación

Es común escuchar a personas confundir revelación con iluminación. Cuando la Biblia habla de revelación, se refiere a que Dios le está manifestando al hombre su poder y gloria, su carácter y naturaleza, sus caminos, voluntad y planes. Toda revelación es sobrenatural. La revelación perfecta la encontramos en la Biblia. La iluminación, por otro lado, es la aplicación de la revelación de Dios a nuestros corazones por parte del Espíritu Santo. Es esa iluminación que nos ayuda a entender la verdad y la realidad que encontramos en las Escrituras. La responsabilidad del creyente no es buscar nuevas revelaciones, reduciendo la suficiencia de la Biblia. Más bien es orar para que el Espíritu Santo nos ilumine y nos dé sabiduría para entender y obedecer lo que Dios ha revelado.
El autor del libro, en un estilo místico, narra por lo menos 14 “conversaciones” que ha tenido con Dios (33, 37, 57, 59, 60, 62, 73, 93, 119, 125, 155, 160, 185). Desde conversaciones donde el “Espíritu” le dice: “donde quiera que vayas, dile a mi gente que los amo como son, con sus virtudes, fortalezas, defectos y debilidades (37)”, a conversaciones donde el “Espíritu” le pregunta a Luna si cree que le va a dejar de ungir “porque juegues con tus hijos y cumplas con tu deber de padre” (119). No encontramos ese tipo de revelaciones con Elías, Isaías, Ezequiel, Pedro o Pablo. Lamentablemente, el tema de las “revelaciones personales” ha sido característico de las sectas y herejías a lo largo de toda la historia: Mormonismo, Mahoma, Nuevo Pensamiento, etc.

El Espíritu es Cristocéntrico

La centralidad de Cristo en la obra del Espíritu en la vida del creyente está clara en la Biblia (Jn. 16:13-141 Co. 12:3; Gá. 4:6). Es por eso que Martín Lutero dijo que donde Cristo no es predicado, no hay Espíritu Santo para crear, llamar y juntar al pueblo de Dios. El teólogo inglés J. I. Packer, en su libro “Keep In Step with the Spirit”, lo pone de esta forma: “es como si el Espíritu estuviera detrás de nosotros lanzando luz sobre nuestros hombros para que veamos a Jesús, a quien tenemos en el frente. El mensaje del Espíritu nunca es: ‘mírame; escúchame; conóceme’, más bien es: ‘mira a Cristo, observa su gloria, óyele, y escucha su palabra; ve a Él y recibe vida; conócele, y prueba el regalo del gozo y la paz’”.
No es esto lo que vemos en el libro. El autor llega a decir: “para conocer al Padre es necesario tener comunión con su Espíritu. Él escudriña el corazón de Dios como el nuestro y los hace uno solo” (48). La Biblia enseña que nadie va al Padre sino a través del Hijo (Jn. 14:6). La doctrina del Espíritu Santo que se presenta aquí no es solo trinitariamente problemática (ej. 102; 125), sino que también abre las puertas al pluralismo religioso que dice que podemos venir a Dios a través de encuentros con el “Espíritu”.

Conclusión

Como hemos podido ver, estamos ante un libro teológicamente problemático y espiritualmente dañino. Presenta una visión errada de Dios y acomodaticia del hombre. Roba al lector la oportunidad de poder ver la gloria, la santidad, la justicia, la dulzura y la belleza del carácter de Dios, y lo sustituye por sueños y apariciones. El Espíritu Santo es reducido a subjetivismo, sentimentalismo y emocionalismo. La Biblia pasa a un segundo o tercer plano, al punto que el autor narra un episodio en el que su esposa no llevó la Biblia a la iglesia porque iba a beber “tanto del Espíritu que tendrás que sacarme en tus brazos” (15).
El caso del creyente es diferente. Tenemos mejor comunión con Dios cuando leemos y oramos con la Biblia. Es a través de su Palabra que Dios nos confronta, corrige, motiva, y nos ayuda a conocerle y amarle más. Cristiano, recuerda las palabras de Pablo a Timoteo: “el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios” (1 Ti. 4:1), pero tú “procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad” (2 Ti. 2:15).
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Edgar R. Aponte es el Director de Desarrollo de Liderazgo Hispano en el Southeastern Baptist Theological Seminary en Wake Forest, NC, donde cursa su Ph.D. en Teología Sistemática, y donde vive junto a su esposa y dos hijos. Puedes seguirlo en twitter.
Publicado originalmente en es.9marks.org

martes, 29 de octubre de 2013

La Doctrina de la Gloriosa Gracia Irresistible

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La Doctrina de la Gloriosa Gracia Irresistible

Por Keith Mathison
Los que proclaman el evangelio predican en un cementerio. Lázaro no podía obedecer el mandato de Cristo, hasta que se le dio nueva vida, y esto es algo que sólo Dios puede hacer (Juan 11:1-44). Cuando Lázaro se le da nueva vida, de inmediato responde y sale de la tumba. De la misma manera, el pecador espiritualmente muerto no puede responder al evangelio hasta que se da nueva vida a través de la obra regeneradora del Espíritu Santo. Una vez que es regenerado, sin embargo, inmediatamente responde, poniendo su fe en Jesús. Entonces es justificado por Dios.
Los que proclaman el evangelio predican en un cementerio
La gracia Irresistible o eficaz, no es una doctrina antigua seca y polvorienta que fue inventada por los calvinistas cascarrabias. Es, de hecho, una doctrina bíblica gloriosa, porque sin la obra eficaz del Espíritu Santo, todos estaríamos sin esperanza en este mundo y el siguiente. Cuando llegamos a una plena comprensión de cuan grave es nuestra situación como seres humanos caídos, nuestra perspectiva sobre estas doctrinas cambia dramáticamente. Si consideramos que el hombre caído como un mero discapacitado o enfermo, nunca entenderemos toda la riqueza de la gracia de Dios. Cuando nos vemos a nosotros mismos como Dios nos ve, sin embargo, la verdad del asunto es preocupante. Cuando nos damos cuenta de que estábamos espiritualmente muertos, rebeldes contra el Altísimo y Santísimo Dios, el Creador del cielo y de la tierra, malvados en nuestra esencia, no vamos a tener un sentido demasiado inflado de nuestra propia bondad y capacidades. No vamos a engañarnos a nosotros mismos pensando que Dios nos ha elegido a causa de alguna bondad innata en nosotros. No vamos a halagarnos a nosotros mismos al pensar que somos salvos porque hemos hecho el primer paso para llegar a Dios.
Por el contrario, caeremos de rodillas y daremos gracias a Dios todos los días por Su maravillosa gracia. Vamos a dar gracias a Dios de que Él vino a nuestra tumba, estando nosotros muertos en pecados y desamparados, y gritándonos “¡ven fuera!” Le vamos a agradecer por darnos nueva vida, para convertir nuestra voluntad del mal, por concedernos la fe y el arrepentimiento, por habernos sacado de la tumba y hacer caer las vendas al suelo en el que nos dirigíamos. Si salimos de la tumba, no fue por ningún poder en nosotros. No fue porque tomamos la decisión por Cristo. Más bien, fue únicamente por la gracia irresistible de Dios, la obra soberana y misteriosa del Espíritu Santo, que nos dio nueva vida. Cuando por fin nos enteramos de esto, nosotros, con Calvino y nuestros antepasados ​​reformados, atribuimos toda la gloria a Dios por nuestra salvación.
Un extracto de John Calvin: A Heart for Devotion, Doctrine, and Doxology por Burk Parsons

fuente:

lunes, 21 de octubre de 2013

América Latina necesita ser reevangelizada: ¿Qué hacemos ahora?

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En las entradas pasadas vimos cómo llegó la fe evangélica a nuestro continente y cuál es el movimiento con la mayor cantidad de seguidores dentro de los cristianos protestantes: el movimiento pentecostal. Ciertamente se ha hablado de un crecimiento, donde algunos países reportan un 30 hasta a 40 % de población evangélica. Ahora, si bien estos números son impresionantes, todavía puedo afirmar que es necesario reevangelizar América Latina.
Permítanme recordarles que América Latina es todavía un 80 - 90 % católica, lo cual implica que una gran mayoría aún no ha aceptado la idea de Sola Scriptura y/o el evangelio predicado por Cristo y los apóstoles. Esto sería razón suficiente para sostener mi argumento. Pero además de esto, la Organización Mundial de Salud estima que la violencia en Latinoamérica es:
  • 200% más elevada que en Norteamérica.
  • 450% mayor que en Europa Occidental.
  • 30% mayor que en la antigua Europa comunista.
Podemos concluir entonces que los valores cristianos no han influenciado a la sociedad de Latinoamérica de la manera que lo hicieron en Europa y América del Norte. Latinoamérica necesita ser reevangelizada porque el evangelio es la única fuerza capaz de cambiar el corazón del hombre, y capaz por tanto de influenciar la sociedad donde ese hombre vive. El evangelio proclamado en la mayor parte de nuestra región no es el evangelio bíblico.
Quizás esta ilustración nos pueda ayudar a ver lo que queremos comunicar. Cuando las personas son vacunadas contra el sarampión, por ejemplo, la vacuna contiene una versión atenuada del virus real, para que cuando el virus de la enfermedad penetre el cuerpo, el sistema inmunológico del paciente ya haya creado suficientes anticuerpos en contra de la enfermedad y que el paciente no sea afectado. Muchos católicos y evangélicos, lamentablemente, han sido inoculados con una versión atenuada del evangelio. Por tanto, cuando escuchan al evangelio real, lo rechazan, porque han desarrollado “anticuerpos” en contra de la verdad. ¡Qué triste realidad! Es por esta razón que muchos esfuerzos evangelísticos en los últimos 50 años, bien intencionados, han apuntado a muchas personas en dirección al infierno en vez de la gloria,.

La población educada: un grupo sin alcanzar

En el artículo anterior estuvimos hablando de los cambios que han sucedido en los últimos 50 años en cuanto a la fe protestante. Mencionamos la explosión del movimiento pentecostal y las grandes campañas evangelísticas, pero al concluir hicimos mención de que la población que se ha ido educando ha estado rezagada, y apenas ha comenzado a ser re-evangelizada. Este es un suceso de no poca importancia.
En el 1996, leyendo sobre misiología, me percaté de que en la mayor parte del Tercer Mundo la población educada (media y alta) aún no habían sido alcanzadas con el evangelio. Uno de los autores que leía en ese entonces agregó este comentario: “Hasta entonces, la tarea seguirá sin ser completada”. Por tanto, algunas agencias misioneras están hablando de grupos no alcanzados dentro de grupos alcanzados... un concepto que encuentro interesante ya que en muchas áreas de la América Latina ya “evangelizada”, el pueblo educado no ha sido alcanzado. Este ha sido un problema crónico en nuestro continente. Una sola cita bastará para ilustrar lo dicho: en el 1809 se publicó el siguiente reporte en “The Missionary Review of the World:
“Es nuestro segundo punto estratégico el alcanzar la clase media, puesto que está destinada a jugar un papel importante en la historia futura de Hispanoamérica".
Sin embargo, esto nunca ha ocurrido, y apenas ha empezado a suceder a partir del 1970. No perdamos de vista que los educados y los no educados están igualmente perdidos.

Carencia de sana doctrina

Lamentablemente, el movimiento de La Reforma nunca llegó a America Latina, y esa es la razón por la que la teología reformada es tan escasa en nuestra región.
Si a esto le agregas el hecho de que la predicación expositiva brilla por su ausencia en los púlpitos de nuestro continente, entonces te percatas de que nuestra región tiene una gran necesidad de escuchar el evangelio de Jesucristo, y todo el consejo de Dios, a través de la predicación expositiva de Su Palabra. Debemos detener la predicación que no pone de manifiesto la revelación de Dios en su forma mas prístina.

Entonces, ¿qué hacemos?

Proponemos una nueva estrategia para evangelizar a América Latina; una estrategia tan vieja como el evangelio: predicar el evangelio a tiempo y fuera de tiempo.
Es importante recordar la Gran Comisión dada por nuestro Señor:
“Y acercándose Jesús, les habló, diciendo: Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado; y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”, Mateo 28:18-20
Si toda autoridad le ha sido dada a Cristo, y así fue, entonces cuando vamos en su nombre no tenemos nada que temer; nada nos faltará y no necesitaremos  nada más que el evangelio: “poder de Dios para salvación”. Debemos ir porque hemos sido enviados. Ir es obedecer; quedarnos es desobedecer.
Esta nueva estrategia requerirá de entrenar y reentrenar a los líderes de nuestra región. El cómo hacer esto es el sujeto de otro estudio; pero, como algunos han dicho: puedes ir, o puedes sostener la soga para aquellos que van. De una forma u otra tenemos que actuar. 
Recuerda, el mandato no era el ir a hacer profesiones de fe, sino el hacer discípulos; seguidores comprometidos con Cristo; creyentes radicales que salgan y trastornen al mundo para Dios. La forma de hacer discípulos de ese tipo es enseñándoles a obedecer TODO lo que Él ha mandado, como se nos ha dicho en la Gran Comisión. 
  • No una parte de su consejo.
  • No solo los pasajes que me bendicen y me convienen.
  • También los pasajes que me confrontan y me condenan.
  • Los textos que exaltan a Dios por encima de todo y colocan al hombre en su lugar adecuado debajo del Dios Todopoderoso.

Al cierre de esta serie de artículos, tengamos presente lo que el Señor Jesús dijo y que Lucas recoge en 6:40: “Un discípulo no está por encima de su maestro; mas todo discípulo, después de que se ha preparado bien, será como su maestro”

Pastor Miguel Nuñez - Iglesia Bautista Internacional

martes, 8 de octubre de 2013

El rol del líder de alabanza

El rol del líder de alabanza

Mauricio Velarde
Recuerdo el sudor en mi frente, las manos temblorosas y una visión nublada por el nerviosismo. De momento, al comenzar la primera canción, me di cuenta que yo estaba tocando mi guitarra en un tono distinto al resto de los músicos. Yo había sugerido el cambio, y fui el único que empezó en la nota equivocada. ¡Qué desastre! Como se pueden imaginar, mis primeras experiencias como líder de alabanza no fueron grandiosas. Yo tocaba las mismas canciones todos los domingos, ya que mi repertorio musical no era muy extenso y tenía la tendencia de escoger canciones que le quedaran bien a mi voz. Desafortunadamente, no me daba cuenta que el enfoque de mi alabanza los domingos era yo.

Un tiempo después decidí analizar lo que otros líderes de alabanza estaban haciendo. Pensé que lo más importante era el aprender buena teología para poder verbalizar exhortaciones como las de ellos. Pero, nuevamente, me di cuenta que esta era una forma enmascarada de seguir exaltando el “yo”. No fue hasta casi un año en esta situación que pude participar en un programa de nueve meses para líderes de alabanza bajo la tutela de Bob Kauflin, Director de Música de Sovereign Grace Ministries, y Ken Boer, Director de Música de Covenant Life Church. Durante este internado pude estudiar varios libros que hablaban de la teología de la adoración, la historia de la iglesia y la teología sistemática. Poco a poco, mis ojos fueron abiertos y mis motivaciones fueron cambiando. El Señor fue produciendo algo en mí que llevó a mi mente a pensar menos en mí y más en el cuidado que pudiera tener por la iglesia. Ya no era acerca de lo hermoso que debería sonar la música, sino de la enseñanza teológica y bíblica que se transmitiría a través de la música. Mi gran problema era que tenía un corazón dispuesto a servir, pero no tenía un corazón para pastorear.
Entonces, ¿cuál es el rol del líder de alabanza? El nuevo testamento no es muy específico acerca del trabajo del líder de alabanza. Sin embargo, en Efesios 4:12-13 vemos los tipos de siervos que Dios usa para la edificación de su iglesia.

Y El dio a algunos el ser apóstoles, a otros profetas, a otros evangelistas, a otros pastores y maestros, a fin de capacitar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo; hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento pleno del Hijo de Dios, a la condición de un hombre maduro, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.
Dios quiere usar siervos que capaciten a los santos para la edificación del cuerpo de Cristo. Es por esto que el líder de alabanza usa el don de liderazgo, enseñanza y administración, en combinación con el don de la música, para cuidar, guiar e instruir a la congregación. Y todo esto debe de hacerse bajo el cuidado y la instrucción del pastor general de la iglesia.
En su libro Worship Matters, Bob Kauflin dice esto acerca del rol del líder de  alabanza:
Un líder de alabanza fiel magnifica la grandeza de Dios en Cristo Jesús a través del poder del Espíritu Santo al hábilmente combinar la Palabra de Dios con la música; motivando de esa forma a la iglesia a proclamar el evangelio, a atesorar la presencia de Dios y a vivir para la gloria de Dios.

El rol del líder de alabanza es enseñar.

Muchas iglesias tienen diferentes formas de ver el rol de líder de alabanza. Algunos piensan que tiene que ser el que mejor cante en la iglesia. Otros lo consideran como el que dirige el tiempo de la música, aunque no necesariamente cante. Aun otros los ven como pastores. Basado en Efesios 4, yo entiendo que el líder de alabanza no tiene que ser un pastor egresado de un seminario, aunque sería de gran bendición, pero sí debe ser una persona con un corazón pastoral. Alguien que cuide, enseñe, ame, sirva y sea de buen testimonio. Por eso incluyo tres características que deben acompañar a un líder de alabanza:

Madurez espiritual

Hebreos 13:7-9 nos dice  ”no os dejéis llevar por doctrinas diversas y extrañas”. Un líder de alabanza que es maduro espiritualmente no se deja llevar por cualquier viento de doctrina, y puede identificar las doctrinas falsas. Es como árbol plantado que da fruto, cuya hoja no se marchita, y medita de día y de noche en la ley del Señor y hace de ella su deleite (Salmos 1:2-3). También crece en su fe y conocimiento con toda diligencia (2 Pedro 1:5).
Un fruto de ser espiritualmente maduro es entender y enseñar la Palabra de Dios de manera fiel, escogiendo canciones que sean centradas en el evangelio. Sus exhortaciones siguen el modelo, A.B.C.: son aplicables, bíblicas y claras. Son aplicables a las vidas de las personas; bíblicas, porque solo la Palabra de Dios cambia corazones, y claras porque el pueblo tiene que entenderlas para cambiar.

Liderazgo

Romanos 12 dice que los líderes deben de dirigir con diligencia. Lo anterior conlleva el tener una intima relación con el Señor y el planificar. Es importante conocer a quién adoramos (Mateo 15:8-9). Nuestras exhortaciones y nuestra música deben llevar a la congregación a enfocarse en lo bueno, maravilloso, hermoso, majestuoso, misericordioso y poderoso que es nuestro Dios. También deberíamos enfocarlos en las verdades del evangelio, especialmente en el sacrificio que hizo Jesús por nosotros. Cuando de forma diligente, y movidos por el Espíritu Santo, la iglesia se enfoca en la majestad de Dios, tendremos personas que serán afectadas y quedarán maravilladas al poder entender la gracia de Dios.
Cuando la música, las sensaciones y el líder de alabanza se convierten en el centro de la adoración, esta se enfoca en el hombre y no en Cristo. Por esta razón debemos mover a la congregación a enfocarse en la Palabra de Dios. Un ejemplo de cómo podemos hacer esto es al corregir ideas inadecuadas de Dios, trayendo verdades bíblicas a nuestras exhortaciones. Llegarán personas los domingos que vienen con una idea de que Dios es pequeño y que sus problemas son grandes. El líder de alabanza debe utilizar cada oportunidad para corregir esa mentira y mostrar a Cristo, al exhortar mediante la Palabra de Dios y la música.

Habilidades Musicales

La música es importante. He escuchado varias veces lo siguiente: “lo que Dios mira es el corazón, la habilidad musical no importa”. Sí, es verdad que Dios mira primeramente el corazón, pero Él no es sordo. Dios nos llama a buscar las dos cosas, habilidad musical y que nuestro corazón esté en el lugar correcto. Por ejemplo, Bezaleel y Aholiab eran hábiles en su labor, y a la vez tenían corazones dispuestos a servir (Éxodo 36:2). También en 1 Crónicas 15:22 se nos dice que Quenanías, jefe de los levitas, estaba a cargo del canto. Él dirigía el canto porque era hábil. A Dios sí le importa la excelencia musical. Si no, hubiese puesto a carpinteros a cargo del canto.
Cuando nosotros buscamos excelencia para adorar a Dios, le estamos dando a Dios lo mejor de nosotros (Números 18:29-30). Sin embargo, el fin no debería ser la excelencia musical, porque esto nos llevará a la arrogancia, al formalismo y a la vana adoración. Nosotros buscamos la excelencia musical para que sea un medio de edificación, bendición y ánimo para la iglesia, no como un estándar musical. Sin embargo, es importante que el líder de alabanza tenga un entendimiento de la música, por lo menos básico, para poder servir a la iglesia al combinar verdades bíblicas con buena música, procurando edificar al cuerpo de Cristo. Aunque no necesitamos la música para escuchar la Palabra de Dios ni para adorar a Dios, la Biblia conecta en varias ocasiones la música con la adoración a Dios (Salmos 150, 43:4 y 45:8). Esto debería motivarnos a ver la música como un aspecto importante de nuestra relación con Dios.
Al final de cuentas, nuestra meta no es ser los mejores líderes de alabanza. Tampoco es el complacer personas. Nuestra meta es anticipar las palabras más dulces: “bien, siervo bueno y fiel” (Mateo 25:21,23). La meta es complacer a uno solo, Dios, al exaltar Su grandeza, poder y majestad. Y hacemos todo esto para la edificación de Su pueblo. Recuerda que Dios amó tanto a su iglesia que envió a su único Hijo a morir por ella. A Dios le importa su pueblo: a nosotros nos debería importar también. Tenemos una gran oportunidad de usar la música combinada con sana doctrina para enseñar a la iglesia a conocer mejor a Dios, con el fin de que ellos se vayan cada domingo más conscientes del amor y la gracia de Dios en sus vidas. Aunque mi deseo no es dogmatizar mis conclusiones sobre el rol del líder de alabanza, sí deseo arrojar un poco de luz sobre un tema que no es muy discutido en las iglesias. Mi meta es que esto sea de ayuda para animar a los líderes a servir con gozo, pasión, fidelidad y efectividad.
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Mauricio Velarde es líder de alabaza en la Iglesia Gracia Soberana de Gaithersburg en Gaithersburg, MD. Es además compositor, traductor y productor de varias canciones de los ministerios de Sovereign Grace en español.  Mauricio y su esposa, Sonia, llevan cuatro años de casados. 

#Coalicionporelevangelio

lunes, 7 de octubre de 2013

¿Qué hago cuando en mi iglesia no se predica la sana doctrina?

¿Qué hago cuando en mi iglesia no se predica la sana doctrina?

Edgar Aponte
Recientemente recibí un mensaje de un joven creyente en México compartiendo su frustración con la predicación y la enseñanza de su iglesia local. ¿Qué debo hacer?, era su pregunta. A su vez, este hermano presentaba su frustración al ver a muchos de sus amigos adoptar un pragmatismo enfermizo, haciendo cosas mundanas para “llamar” jóvenes a la iglesia.

Lamentablemente, esta situación está lejos de ser la excepción: es algo que les está ocurriendo a muchos hermanos en toda Latinoamérica. Sucede que muchas iglesias han sido infectadas con malas doctrinas, como el llamado evangelio de la prosperidado un moralismo que distorsiona el mensaje bíblico. En algunos casos, los propulsores de estas enseñanzas son líderes no regenerados por el Espíritu Santo; pero en otros, por no haber tenido un fundamento sólido en el evangelio y en sanas doctrinas, lo que ha ocurrido es lo que el apóstol Pablo advirtió a los colosenses: “Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo” (Col. 2:8).
En ese contexto, gracias a Internet y a otros medios, muchos jóvenes han podido ser expuestos a las buenas enseñanzas de pastores como John MacArthur, Miguel Nuñez, Paul Washer o Mark Dever, entre otros. Diversos recursos audiovisuales y el acceso a buenos libros han permitido a muchas personas entender mejor el poder del evangelio, conocer acerca de la inerrancia de las Escrituras, y tener consciencia de la importancia de la predicación expositiva, entre otras cosas.
Claro, este “fenómeno” también trae sus riesgos. Es por esta razón que antes de responder a la pregunta del joven de México, me gustaría compartir algunas observaciones y preocupaciones.

De la mente al corazón

Muchos de los que son expuestos de manera prolongada a las doctrinas de la gracia han terminado abrazando estas enseñanzas. Ahora, un problema un tanto común, especialmente entre los jóvenes, es que entienden estas enseñanzas de una manera cognitiva, pero no en términos afectivos. Es como si las doctrinas de la gracia solo se quedan en el cerebro y no llegan al corazón, lo que pareciera producir una persona orgullosa, arrogante y poco amorosa. En algunos casos, el deseo se reduce a querer debatir con todo el mundo, etiquetando a las personas de “pelagianas”, quizás sin conocer la historia y la realidad del término.
Esta situación nos indica que en realidad no ha habido un entendimiento correcto de esas doctrinas. Si has sido justificado a través del arrepentimiento de tus pecados y la fe en la persona y obra de nuestro Señor Jesucristo, y si sabes que esa salvación ha sido por gracia, debes de ser un poco más humilde. Hermanos: NUNCA se nos puede olvidar que Dios nos dio vida cuando estábamos muertos en nuestros delitos y pecados, en los cuales anduvimos en otro tiempo, “siguiendo la corriente de este mundo… haciendo la voluntad de la carne… y éramos por naturaleza hijos de ira… Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos)” (Ef. 2:1-5).
El pastor y teólogo puritano Richard Sibbes estaba en lo correcto cuando dijo: ¿Cómo podemos ser orgullosos cuando Dios se humilló en la cruz? Comprender las implicaciones de las doctrinas de la gracia nos hace más humildes, porque sabemos de dónde Dios nos rescató; y a la vez nos lleva a amar más a los demás, porque sabemos el infinito costo de su amor sacrificial.
En la iglesia y fuera de ella, recordemos que “el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido; que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les concede que se arrepientan para conocer la verdad, y escapen del lazo del diablo, en que están cautivos a voluntad de él” (2 Ti. 2:24-26).

La iglesia y el llamado al discipulado

Uno de los espíritus de nuestra generación es un rechazo a la autoridad. Queremos ser llaneros solitarios y vivir bajo el manto del individualismo. No obstante, cuando leemos la Biblia vemos que Dios rechaza este estilo y actitud. La vida cristiana es un llamado al discipulado y a hacer discípulos (Mt. 28:19-20). Y esto no es exclusivo del Nuevo Testamento: en el Antiguo Testamento vemos cómo el Señor le ordenaba a su pueblo que se discipularan uno a otros, recordándose unos a otros sobre la fidelidad de Dios y sus grandes obras. Cuando alguno se descarriaba le recordaban el Éxodo, la forma en que Dios los había redimido y las promesas del pacto.
Jonathan Leeman está en lo correcto al decir que discipular es “amar de vida a vida, en palabra y hecho”. Esto nos enseña que no podemos ser discípulos al margen de una iglesia local. El verdadero discípulo no deja de congregarse (He. 10:25).

Respondiendo a la pregunta

Lo que  hemos dicho no significa que debemos quedarnos callados cuando se corrompa la Palabra o cuando la predicación no sea sana. Más bien, como le dice Pablo a Timoteo, debemos de corregir con mansedumbre. A la vez es importante decir que la división puede ser pecaminosa. Si bien la división fue algo sano y necesario en la Reforma Protestante, cuidémonos de criticar a nuestros líderes porque ahora solo cantan dos himnos en vez de cinco como antes.
Una de las limitaciones a la hora de responder a una pregunta tan específica es que no conocemos todos los detalles del caso en particular. Es por eso que le respondo al hermano compartiendo algunos principios que pueden ser de ayuda:
  • Ora. Ora mucho por tus líderes y por ti mismo. Pídele a Dios que les muestre sus errores y que proteja tu propio corazón; que te muestre si hay en ti cualquier esbozo de error o pecado.
  • Ama. La verdad y el amor son dos caras de una misma moneda. No puedes amar verdaderamente sin la verdad, y la verdad siempre viene acompañada de amor. Cristo es la Verdad y Él es amor.
  • Da buen testimonio. Vive y modela el evangelio. Pídele a Dios que te ayude a ser consistente al vivir el evangelio que predicas.
  • Ten paciencia. Sé paciente y prudente. Los cambios muchas veces toman tiempo.
  • Haz memoria. Recuerda que tú también creías lo mismo que ellos pero Dios, en su gracia y misericordia, te sacó de la oscuridad y te permitió entender mejor su Palabra.
  • Busca una iglesia sana. Si después de orar y conversar directamente con tus pastores, entiendes que ellos no se someten a la autoridad de la Biblia, entonces busca otra iglesia donde puedas someterte y respetar la autoridad de los líderes y crecer en el conocimiento de Cristo.

domingo, 22 de septiembre de 2013

¡NO DEJÉIS DE CONGREGAROS!

Veamos en este estudio acerca de la necesidad de conocer lo que la Palabra de Dios enseña acerca del principio Biblico de congregarse.


Indice del Tema
  • Introducción
  • ¿Por qué debemos congregarnos?
    • 1.- Porque es un mandamiento que además trae bencición
    • 2.- Para aprender Juntos
    • 3.- Para alabarle
    • 4.- Para animarnos
    • 5.- Porque el día se acerca
    • 6.- Jesús nos dio ejemplo en cuanto a congregarnos
  • Concluyendo
"No dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más veis que aquel dia se acerca" (Hebreos 10:25)





Los tiempos en que vivimos son los días a los que se refiere las Escrituras en cuanto a que "el amor de muchos se enfriará". Por ello, es de especial importancia que nos animemos y exhortemos unos a otros en cuanto a congregarse se refiere.

Animar y agradecer a la congregación el esfuerzo que hacen para congregarse. Hebreos 10:25 "No dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortandonos y tanto más, cuando veis que aquel día se acerca"

Vemos que la exhortación se manifiesta en diferentes formas: como ánimo, consuelo, advertencia, fortalecimiento. A la pregunta de ¿Por qué tenemos que congregarnos?, seguro que nuestra primera respuesta sería porque es un mandamiento. La respuesta es absolutamente correcta. Pero como todos los mandamientos de Dios para nosotros, tienen una razón y un porqué. No son simplemente porque si.

En el griego original se taduce como : "no abandonando la asamblea", también se traduce como: no desertemos, y según el verbo original en griego da la idea de un alejamiento contínuo.

Como todos los mandamientos de Dios, el cumplirno o no, nos traerá sus respectivas consecuencias. Nos deparará bendición si obedecemos, o traerá a nuestra vida las consecuencias que Dios considere necerarias para reprendernos, si no obedecemos. "al que sabe hacer lo bueno y no lo hace le es pecado" (Santiago 4:17)

Por otra parte, veamos cual es el significado de congregación: Encuentro, Asamblea programada. Es el encuentro de los cristianos nacidos de nuevo que forman parte del cuerpo de Cristo.

Vemos el contexto de Hebreos 10:25
"Asi que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados de los cuerpos con agua pura. Mantengamonos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el prometió. Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca" (Hebreos 10: 19-25)




"Eva fue terriblemente tentada cuando estaba sola. El no congregarse es proyección a la tentación"

Un breve resumen de estos versiculos:

El escritor de Hebreos se dirige a sus hermanos Judios con una invitación a dejar atrás el sistema levítico y apropiarse de los beneficios del nuevo pacto en Cristo.

Gracias al ministerio de Cristo como Sumo Sacerdote, los Hebreos pueden entrar con plena confianza a la presencia de Dios.

Es una invitación a aquellos que estaban en la asamblea pero todavía no habían venido a Cristo. Describe los requisitos previos para entrar a la presencia de Dios: sinceridad, seguridad, salvación y santificación.

Mantenerse Firme o asirse con firmezqa, no es algo que se hace para mantener la salvación, sino que más bien es una evidencia de la salvación.

En nuestro caso, la Profesión de nuestra esperanza es la afirmación de la salvación.

Si fluctuar, aquéllos debían abstenerse de cualquier inclinación que les hiciera retroceder al Antiguo Pacto. Muchos habían comenzado a considerar la posibilidad de volver a las prácticas del sistema levítico del judaísmo para evitar la persecución.

El ánimo mutuo para mantener un compromiso era, y es vital.

“…Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos…”:

“Estimularnos”… la palabra “paroxismo se deriva del término griego y significa en este contexto: incitar o apremiar a una persona a hacer algo. Eso debemos hacer los unos a los otros. Este, por tanto, es el sentido de este escrito también.

Seguimos viendo el contexto:
Hebreos 10: 26, 27 “Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios.

Dicho de otro modo: “Porque si voluntariamente nosotros continuáremos pecando después de haber recibido el pleno conocimiento de la verdad, ya no queda sacrificio por los pecados”.

Estos versículos tienen una conexión con el pecado de algunos que desertan de las reuniones eclesiales. Obviamente, a pesar de haber recibido el conocimiento de la verdad (no la verdad en sí), pueden llegar a pecar voluntariamente. ¿Serían estos realmente salvos? No. Nadie que sea realmente de Cristo puede pecar voluntariamente.

 La Palabra es diáfana al respecto:

“Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios” (1 Juan 3: 9)

Cristo permanece en el que ha nacido de Dios. Este no puede pecar del modo expuesto en Hebreos 10: 26 porque no sólo tiene conocimiento de la verdad (el cual también lo tiene Satanás), sino que tiene la verdad en sí, que es Cristo.

Este pasaje de Hebreos trata el pecado de la apostasía, que es el retroceso o la deserción intencional. Los apóstatas se sienten atraídos a Cristo en un principio, oyen y entienden Su evangelio, y están a punto de creer para salvación, pero después se rebelan y dan la espalda. Esta advertencia contra la apostasía es una de las advertencias más serias en toda la Escritura.


No todos los hebreos responderían a la invitación de la salvación, algunos ya no tenían ni esa posibilidad. Lo mismo pasa y ha pasado a lo largo de la historia de la Iglesia.




“El apóstata siempre cree tener la razón; es parte de su engaño en el que está”


Volviendo a tema principal, que es congregarse:

La Biblia nos enseña que la iglesia de Jerusalén se congregaba tanto en el templo como por las casas.


Hechos 2: 46, 47 “Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo, y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos”
 
Entendemos pues que la congregación está donde un grupo de personas se reúne en el nombre del Señor Jesucristo, independientemente del lugar donde se junten.

¿Por qué el autor de Hebreos escribe así? “no dejéis de congregaros como algunos tienen por costumbre”pues evidentemente porque había hermanos en la fe que habían dejado de congregarse.

La adoración colectiva en la congregación es una parte vital de la vida espiritual.  Esta es una advertencia sobre la apostasía en un contexto escatológico. El escritor de Hebreos hace referencia al día que se aproxima  (la segunda venida de Cristo).

Esta exhortación se manifiesta por una urgencia escatológica que requiere un aumento en la  intensidad y en el número de actividades cuanto más se acerca el día de Cristo.

¿Cuáles pueden ser las razones por las que una persona deja de congregarse? Algunas son:

Por egoísmo, desidia, negligencia,  soberbia, al no querer mezclarse con el pueblo, y lo más probable en este caso, temor a la persecución. En nuestros días, temor al que pensarán


Yo creo que hay muchas razones, pero básicamente se podrían resumir en dos:


1-Porque nunca ha sido salva la persona.

1 Pedro 2: 2, 3 “desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación, si es que habéis gustado la benignidad del Señor”
¡Nos asustaríamos si supiéramos cuántos y cuántos realmente no son salvos en tantas congregaciones!

 2-Por caer en engaño.:

Falsos motivos al respecto:

“No es necesario ir a la iglesia”
“No necesito ir a la iglesia para creer en Dios” 
“Yo oro, alabo y estudio la Biblia mejor en mi casa” 
"Yo soy mi iglesia” 
“Dios está en mí y me ama, ¿para qué ir a alguna parte?” 
“Dios está en todo lugar, la iglesia no es necesaria” 
“Yo y el Señor; eso es lo que quiero”
“Si soy honesto, me aburre ir a la iglesia”
“Está llena de hipócritas”
“No hay nada realmente nuevo que me pueda enseñar el pastor o los hermanos”
“Allí no saben valorarme”
“Hay hermanitos inaguantables…Hermanitos que ni me saludan…que me critican…"
“Prefiero buscar a Dios en la naturaleza, en la gente… ¡en el partido de fútbol del domingo!” 
“Etc. etc. etc.”  


 
“El cristiano que se aparta, suele tener un concepto equivocado de sí mismo. A veces ese concepto es en cuanto a superioridad espiritual”


 Se piensa así en alguna de las variantes cuando uno cae en engaño. Y uno llega a ese engaño entre otras razones; cuando tiene amargura en su corazón, resentimiento, falta de perdón, orgullo, porque es negligente, sabio en su propia opinión, ambicioso, perezoso, etc.


Hay veces en las que tenemos motivos reales por los cuales no podemos congregarnos, pero estos serán sólo de forma temporal y por razones legítimas.


Una persona que no se congrega, por mucho que diga que se alimenta leyendo la Biblia, o mediante programas de radio, televisión o internet, no está haciendo lo que debe hacer si no se congrega, y está fuera de la voluntad de Dios, aunque no lo quiera o sepa reconocer .



¿Por qué debemos congregarnos?
 
1.- Porque es un mandamiento que además trae bencición:
 
Obedecer los principios de Dios trae bendición a nuestras vidas. 
Mateo 18: 20 “Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos".
 
Vemos en el capítulo de Hechos 2 que Dios derramó su Espíritu Santo cuando estaban orando todos juntos. Hay una presencia especial de parte de Dios cuando nos reunimos en Su nombre

Salmo 133:1-3¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía! Es como el buen óleo sobre la cabeza, el cual desciende sobre la barba, la barba de Aarón, y baja hasta el borde de sus vestiduras. Como el rocío de Hermón, que desciende sobre los montes de Sion; porque allí envía Jehová bendición, y vida eterna”

Dios manda (ordena) bendición y salvación.
 
1. El salmista pone de relieve cuán bueno, es decir, cuán provechoso, es que los hermanos, no los unidos por los vínculos de la carne,  sino los israelíes pertenecientes a las distintas tribus, del pueblo escogido por Dios, se mantengan estrechamente unidos. No sólo era bueno, provechoso, sino delicioso, agradable, hermoso.
 
2. Las ilustraciones son típicamente orientales: El aceite de la unción era derramado sobre la cabeza del sumo sacerdote (Ex. 29:7) y bajaba por las patillas hasta la barba, la luenga barba que era una señal de gran dignidad en el Oriente. Como esta barba llegaba hasta la escotadura de sus vestiduras sacerdotales, el óleo llegaba, por la barba, hasta las doce piedras, símbolo de las doce tribus de Israel, del pectoral.
De manera semejante, las bendiciones de toda clase, sólo podían extenderse a quienes viviesen en unidad y armonía fraternas.

El aceite es símbolo del Espíritu Santo.

La segunda comparación es con el rocío de Hermón.  El rocío (humedad salpicada) es emblema de bendiciones divinas,  por lo que el descenso de su rocío sobre las alturas de Sión es una imagen poética para designar bendición material.

La segunda parte del v. 3 dice literalmente: Porque allí manda (es decir, ordena, no "envía") Yahweh la bendición, es decir, vida para la nación de Israel, hasta la eternidad.


2. Para aprender juntos:

Para aprender de las enseñanzas, estudios, etc. Debemos aprender la Palabra de Dios para edificación de nuestras vidas y para poder enseñar y evangelizar a otros. Una de la evidencias del nacimiento espiritual es ese deseo de recibir alimento espiritual y compartirlo.

1 Pedro 2:5 “vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo”

(Véase 1 Corintios 12: 4 al 21 y 26, 27)

Cada don que reciba una persona, no es solamente para beneficio de esa persona, sino para el beneficio de aquellos que no tienen ese mismo don. Así sucesivamente, cada uno es ayuda para el otro. Eso es parte sustancial de la unidad en el Espíritu (Ef. 4 ss.)

El fin de esto es que el cuerpo crezca en armonía, así como crece el cuerpo humano.

Efesios 4:11, 12 “Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestrosa fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo”

Así como en el cuerpo humano el regulador y sincronizador de todos los miembros internos o externos es el cerebro que se encuentra en nuestra cabeza, así también el que rige la vida de la iglesia como un cuerpo es Cristo, la cabeza del cuerpo que es la iglesia.

El cuerpo puede vivir sin un brazo, una pierna o un ojo, aunque sufrirá, pero sin lo que no puede vivir de ninguna manera es sin cabeza o cerebro.

Efesios 1: 22, 23 “y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo” 

Efesios 4:15, 16 “sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor”



3.Para alabarle:

Dios habita en medio de las alabanzas de su pueblo. Aunque debemos adorar a Dios en todo tiempo y lugar, la presencia de su Espíritu se manifiesta de forma especial cuando lo hacemos juntos.

Salmos 122: 1 “Yo me alegré con los que me decían: A la casa de Jehová iremos”
Salmos 22: 3 “Pero tú eres santo, tú que habitas entre las alabanzas de Israel” 
Salmo100: 4 “Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanza; alabadle, bendecid su nombre” 

Es un gozo ir a la casa del Señor.

 “La alabanza manifiesta a Dios en la congregación es perfecta voluntad Suya”



4. Para animarnos:

Cuántas veces no hemos llegado a la reunión con preocupaciones, y decisiones que tomar y los hermanos nos han ayudado en nuestra necesidad. Sin duda la respuesta es todos.

Como personas, tenemos necesidad de relacionarnos unos con otros porque Dios lo ha establecido de ese modo. Dios nos ha creado para vivir en familia, no aislados ni en solitario.

1 Tes. 5:11 “Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis” 

1 Tes. 5:14 “También os rogamos, hermanos, que amonestéis a los ociosos, que alentéis a los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con todos” 



5. Porque el día se acerca:

Debemos estar conscientes de que esperamos la venida del Señor para El llevarnos. Desde el tiempo del apóstol Pablo la iglesia lo ha estado esperando, deseando; ha estado amando su venida.

Dice la Escritura que en los días que precederán a su venida el amor de muchos se enfriará, es por eso que nos exhorta a mantenernos unidos al cuerpo.

Romanos 13:11 “Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos”

 
“Nuestra bienaventurada esperanza es Cristo viniendo a por nosotros, reunidos, todos los que amamos su venida; ¿cómo puede uno que abandona la asamblea de Cristo esperar ese día cuando anda “por libre”? No puede.



6. Jesús nos dio ejemplo en cuanto a congregarnos:

Lucas 4: 16  “Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer” 

El templo de Jerusalén fue destruido varias veces, por lo cual los judíos de aquellos tiempos al tener la necesidad de congregarse establecieron las sinagogas.

Sinagoga: Proviene del latín synagoga, y este del griego synagoge, del verbo synago (reunir o congregar)

Se supone que las primeras sinagogas aparecieron en el siglo sexto antes de C. de entre los judíos deportados por Nabucodonosor en la conquista de Jerusalén hacia el año 597 a. C. y tras la destrucción del templo y la ciudad santa.

En las sinagogas se reunían para estudiar, cantar y orar en común. No eran edificios construidos especialmente para el culto sino que cualquier local hacía las veces de lugar de reunión.


Concluyendo:

Si somos cuerpo de Cristo actuemos como tal. O dicho de otro modo: los que somos miembros del cuerpo de Cristo, actuemos como tales. Jamás veremos una mano viva a metros de distancia del brazo al que está unida, a voluntad. ¿Por qué entonces hay tantos verdaderos hermanos en la fe, que por motivos personalistas van “por libre” y por tanto no se reúnen? No dejemos de ver en ello una desobediencia al mandato del Señor.

Dios les bendiga.

Fuente :www.centrorey.org

Fin